En este artículo te presentamos sencillas y prácticas actividades de motricidad fina para tu niño. En casa de seguro tendrás algunos elementos que podrás utilizar. Te sorprenderás como con un poco de creatividad y tiempo, un juego o actividad se puede convertir en una experiencia enriquecedora y de aprendizaje. Continúa leyendo y pon en práctica estas tareas.
“Matías ya tiene 10 meses y gatea con una rapidez sorprendente, sobre todo cuando quiere perseguir a la mascota de la casa Susy, su fiel compañera perruna. Cuando está cerca del sofá o una silla, se prepara para la aventura que implica pararse en dos pies. Así que toma impulso con el tronco y busca elevarse, dando los últimos toques con las piernas y de un aventón logra sostenerse, pero tambalea y en escasos segundos regresa al suelo.
Para que Matías consiga hacer estos simples movimientos, el cerebro y el aparato motor, que implica músculos, ligamentos, articulaciones y huesos, requieren trabajar en perfecta coordinación. Por eso, paulatinamente vemos avances. Un día es capaz de pararse y mantener el equilibrio, al otro ya da pasos. De la motricidad gruesa pasa a movimientos más específicos, esto es lo que se conoce como motricidad fina.
Entérate de qué es la motricidad fina
La psicomotricidad fina es la capacidad de ejecución de pequeños movimientos. En línea general la motricidad implica el control completo del cuerpo, desarrollándose de forma gradual y progresiva. A medida que el bebé va creciendo y madurando, sus movimientos van siendo más coordinados y precisos.
El desarrollo del bebé está dominado por dos principios. Uno es el céfalo – caudal y el otro denominado próximo – distal. El bebé comienza ejerciendo movimientos y control sobre las áreas del cuerpo más cercanas a la cabeza. Con frecuencia vemos que los niños primero alzan su cuello y tratan de impulsarse, luego lo hacen con el tronco y por último emplean las piernas.
El próximo distal a su vez se refiere al desarrollo inicial de las zonas que están cerca al eje (tronco). Esto se traduce en que primero aprenderá a mover los hombros, luego el codo y por último las extremidades, es decir muñeca y dedos.
Los movimientos que implican una alta coordinación entre ojo – mano y los músculos pequeños componen lo que se conoce como motricidad fina. Por ejemplo esa habilidad de juntar los dedos índice y pulgar que se conoce como “movimiento de pinza” es el que les permitirá posteriormente tomar lápices y crayones.
Importancia de las actividades de motricidad fina y gruesa para niños de 2 a 3 años
Echa un vistazo a nuestro post en el que explicamos con precisión qué es la motricidad gruesa y que tipo de actividades puedes desarrollar con los pequeños de la casa. Ver enlace aquí.
Ten presente que aplicar actividades para motricidad fina en los niños pequeños, es muy importante. No solo se trata del desarrollo de habilidades que le ayudarán en su etapa escolar, sino en las actividades que de forma independiente podrá ejercer en su diario vivir. Por ejemplo, atarse las trenzas o cordones de los zapatos y vestirse solo.
Las 10 mejores actividades para tu hijo
1. Hacer bolitas de papel
Emplea uno que sea suave al tacto. No es recomendable papel periódico, ya que puede desprender tinta. Corta cuadros pequeños de papel, de unos 2 x 2 cm (de preferencia en varios colores para que llame su atención) y pide que haga bolitas con los dedos. Primero muéstrale cómo hacerlo. Al tener varias bolitas puedes tomar una hoja blanca y elaborar con él un paisaje, pegando cada una de ellas.
2. Rasgado de papel
Toma hojas y que elabore pequeños cortes en la parte superior y siga rasgando. Esto favorece el ya mencionado movimiento de pinza y es una de las actividades de motricidad fina para preescolar. Incluso, puedes emplear hojas de revistas. De esta forma ahorras en materiales y contribuyes al reciclaje.
3. Recoger granos de un plato y pasarlos a otro
También puedes usar monedas, en este caso, asegúrate de lavarlas bien. No es recomendable para niños pequeños, porque el movimiento puede ser algo difícil. Presta atención que no se lo lleven a la boca.
4. Jugar con bloques de madera
En los niños menores a tres años son ideales los tacos grandes de madera, ya que son más seguros y su manipulación es más sencilla. Con este ejercicio favorecerás no solo el desarrollo de la motricidad fina, sino que estimularás su creatividad. Niños más grandes pueden usar tacos más pequeños tipo Lego.
5. Trazado con tizas
Esta es una de las actividades de motricidad fina para niños de 2 a 3 años más usuales. Adquiere una caja de tiza de colores no tóxicos y pinta. Puedes imprimir plantillas con imágenes para facilitar la tarea a los más pequeños. En el siguiente enlace imageneseducativas.com encontrarás variedad de diseños para distintas edades.
6. Pintar con los dedos
Es una de las más sencillas actividades de motricidad fina para niños de 1 a 2 años. En el mercado hay variedad de marcas que ofrecen pinturas no tóxicas para bebés. También puedes elaborar una pintura casera (en este enlace tienes una guía sencilla – https://es.wikihow.com/hacer-pintura-no-t%C3%B3xica-para-ni%C3%B1os). Guíalo para que haga trazos rectos y ondulados con el dedo índice y medio. De seguro será todo un despliegue de sus facultades artísticas y creativas.
7. Armar rompecabezas
Si tu bebe es pequeño selecciona aquellos cuyas piezas sean grandes y pocas. Los niños muy pequeños fijan su atención por pocos minutos. Un rompecabezas con muchas piezas puede resultar frustrante. Es importante que lo guíes en la colocación y armado. Ve aumentado su complejidad en la medida que vaya dominando esta tarea.
8. Descubre qué hay dentro del calcetín
Escoge por lo menos tres tipos de envases y llénalos con distintos materiales: arena, harina, azúcar, incluso algunos dulces. Cierra bien la tapa y forralos con un calcetín. La tarea será que el pequeño logre sacar el envase. Es ideal para los más pequeños.
9. Desenroscar tapas de envases
Emplea distintos tipos de frascos y tapas. No aprietes mucho, lo ideal es que no haga mucha fuerza sino que desarrolle el movimiento que le permita desenroscar. Ofrece premios cada vez que lo logre. El mejor estimulante para continuar es una palabra de felicitación y una sonrisa.
10. Hacer pulseras con cereal de aritos
Sencilla, práctica y no requiere de mayores elementos. Toma una cuerda delgada y fija un gancho en uno de los extremos, para que los aritos no se salgan. El niño deberá pasar el cereal por la cuerda. Al final amarra y lista la pulsera.
Estas actividades deben siempre ser realizadas bajo la supervisión de un adulto. Es importante que el pequeño tenga motivación. Si se hace divertido, el niño no se aburrirá pronto y disfrutará la acción. Esto tiene doble intención: Ayudar al desarrollo de su motricidad y pasar tiempo de calidad con sus padres.
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